Amigos, de la anchurosa región
¿Conocen a mi distintivo pueblo,
denominado Villa Ciudad?, Pues, les informo:
está situado por designios de la Madre-Tierra,
entre sugestivos mantos verdes de la pradera
entre sugestivos mantos blancos de la cordillera,
tocado de cascadas cantarinas, y de un lindo valle,
por donde surca el atronador río Aynin,
Pues bien, les invito a visitar mi cuna,
Chiquian, en dónde cada seductor ángelus,
sosegado y cobijado en el acogedor comedor
de la casa, y de vez en cuando, observando
el patio florido, logro disfrutar del inigualable alfajor
de corteza tostada, seguido de una taza humeante
de cedrón. Este sabroso pastel, es el emblema de mi pueblo.
.
Dónde cada mañana, sin interrupción
los afanosos panaderos extraen
del sofocante horno, el predilecto pan
de piso, con la corteza dorada y crocante,
oliendo a ramajes del aciprés.
Dónde se produce, desde antiguo tiempo,
la apetitosa mantequilla y el divino queso,
por el asiduo cliente solicitado en aumento
por toda la región y de la patria con suceso.
En mi pueblo natal; además de todas estas delicias,
los habitantes, de edad otoñal, en estos tiempos
de modernidad, aún se aferran a los usos y costumbres.
Matinal, o en la hora crepuscular, andan por estrechas
calles, orgullosos, ataviados del vistoso y tradicional
poncho, elaborado desde antiguo por solícitos tejedores
La geografía de mi tierra natal, indiscutible y
soberana, está dotado de un inconfundible
horizonte, regodeando de embrujo a los ojos
del sobrio visitante. Por estas razones, os digo:
Arribad, arribad a mi pueblo, para verificar de todo
lo que he relatado, es una realidad y no un cuento.
El Pichuychanca.
Lima, Salamanca 7 de enero 2020
El Pichuychanca.
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