miércoles, 29 de abril de 2020

El Responso


Atardecer en Chiquian
A los obreros les estaba prohibido celebrar el Primero de Mayo. Ese día no podían reunirse en grupos grandes, ni organizar mítines ni manifestaciones.
Por eso, tenían que recurrir a diversas argucias para salirse con la suya. Por ejemplo, los obreros de un arrabal de Moscú decidieron reunirse en el cementerio.
Fabricaron un ataúd y contrataron a un cura. Entre seis, levantaron la caja y los demás formaron procesión detrás de la misma. Adelante iba el cura agitando el incensario, consciente de su importancia.
Ahora ya nadie les molestaría. Por el contrario, la policía incluso les cedía respetuosamente el paso.
En la capilla del cementerio, le cantaron el responso al “finado”. El cura agitó el incensario y arrastró la cantinela:
-Que en paz descanse el alma del esclavo de Dios…¿Cómo se llama?- preguntó a los obreros.
-Nicolás.
-Que en paz descanse el alma del esclavo de Dios, Nicolás- concluyó el sacerdote.
Terminado el responso y luego de recibir los cinco rublos acordados, el cura se marchó. Por su parte, los obreros se reunieron en el más remoto rincón del cementerio y efectuaron su mitin. Cantaron a media voz himnos revolucionarios, leyeron proclamas relacionadas con el Primero de Mayo.
Cuando efectuaba su ronda acostumbrada, al anochecer, Tiatkin, el cuidador del cementerio, encontró un féretro sin enterrar. Con estupor, levantó un poco la tapa, echo una ojeada y lo que vio dentro lo dejó helado de espanto.
Corrió al puesto de policía más cercano.
-¿Qué deseas?- le preguntó el inspector.
-¡Un féretro, Su Excelencia!
-¿Qué estás diciendo?- se asombró el policía.
-Digo, que allá, en un féretro…- Tiatkin comenzó a tartamudear.
-¿Qué hay en el bendito féretro?
-Yace Su Majestad, el emperador, nuestro querido zar Nicolás Segundo.
El inspector se quedó boquiabierto:
-¿Te has vuelto loco?
-Ya lo quisiera yo- se persignó el cuidador del cementerio –me permito informarle otra vez que en el féretro está el mismísimo emperador.
El inspector fue al cementerio, miró el féretro, lo abrió y en realidad vio allí al “mismísimo” emperador Nicolás Segundo.
Claro, no del cuerpo presente, sino en un retrato de cuerpo entero, con sus condecoraciones y en uniforme militar.
Comenzó la investigación.
Tiatkin nada nuevo pudo aportar.
Echaron el guante al cura.
-¿Cantaste el responso?- lo interrogó el inspector.
-Lo canté
-¿En nombre de quién?
-Del esclavo de Dios, Nicolás.
-¡Imbécil!- gritó el inspector.
El cura estuvo largo rato sin comprender por qué lo insultaban y por qué delitos había dado con sus huesos en la comisaría.    
Cuando lo supo, se echó a temblar como jalea. A temblar y a persignarse empecinadamente, con los ojos desmesuradamente abiertos.
-¿Quiénes estuvieron en la reunión?- insistió el inspector.
El cura trató de recordar, pero fue en vano.
-Hubo mucha gente- dijo. –Unos cuarenta quizá. Altos y bajos, jóvenes y viejos. Había uno que cantaba muy bien el Aleluya.
-“El Aleluya”- se burló el inspector. –Dime, ¿Quién te contrató? ¿Quién te pagó?
-Uno de hombros anchos- se  reanimó el cura. –De bigote y con manos callosas.
Empezaron la búsqueda. Pero eran tantos los obreros de hombros anchos, de bigote y con manos callosas, que no pudieron encontrar a nadie.
El inspector echó otra vez un mayúsculo regaño a Tiatkin y al cura. Y ahí terminó todo.
Los obreros estaban contentos. No era ninguna broma celebrar el Primero de Mayo a la vista de todo el mundo y, de paso, echarle el responso al mismísimo zar.
   
Extraído del libro:
Cuentos de la historia Rusa
De: S Alexéiev.

El Pichuychanca. 

miércoles, 15 de abril de 2020

¡No paséis la línea roja

Quiero ver al Yerupaja, libre de contaminación

¡No paséis la línea roja!


Por cientos de miles de años, en el alfa y omega, entre cascadas y humedales y ríos y planicies, entre torrenciales lluvias, soportando periodos de agraviante frío, de asfixiante ardimiento en el vasto y fecundo bosque, solemnes y erguidos, prosperaron pacíficos, orondos, heterogéneos y nobles árboles, con munífica y frondosa copa. Hombre-Naturaleza, habitaban en íntegra armonía. De diversas y hermosas cumbres de los altozanos, durante miles de años, de sus honduras, surgieron impresionantes y generosos manantiales. Velaron con celo, riquezas insospechadas. En su declive fértil, germinaron semillas milenarias. En anchas estepas e inquietantes montañas, reposan gélidas y apacibles lagunas vigilado de estoicos nevados. . Por barrancos y hondonadas, surcan los rugientes crecidos ríos, alimentando al descomunal océano, adónde va a morir. Los alegres riachuelos, abriendo vertientes y llanos, muníficos, dotan de subsistencia a las sementeras, al cuidado de atareados labriegos, de manos ateridas y de rostros cobrizos. La riqueza natural, proveído por la Madre-Naturaleza, era un bien común. De pronto, la pacífica coexistencia, Hombre-Naturaleza, de la noche a la mañana, como una angustiosa pesadilla, fue aniquilada con saña por hombres sórdidos y todo conmutó.
Víctima de la colonización y explotación,
los dignos pobladores, considerados cómo bestias de carga, en las mitas, una máquina de triturar indios, esclavos, trabajaban sin descansar en oscuros socavones de la mina, extrayendo grandes cantidades de oro y plata. No contentos, marchan a los inmensos bosques, pulmón de la Madre-Naturaleza, para desforestarlo sin compasión, perturbando la vida pacífica de la flora y la fauna. Inician la contaminación del medio ambiente. En nombre del conocimiento y el desarrollo, los que tienen el control de los recursos naturales, inventan extraordinarias máquinas para herir los órganos vitales de la Madre-Naturaleza, y continúan con su inexorable destrucción. Monstruosos taladros, perforan, sin clemencia, el corazón de la Madre-Naturaleza. Depredan cerros, lagunas, ríos, nevados, bosques, arrecifes y mares, causando sistemática contaminación del medio ambiente y llega, irremediable, el terrible efecto del gas invernadero. El maltrato de nuestro único hábitat, por hombres angurrientos, ha llegado a su límite y la Madre-Naturaleza… doliente…agonizante… parece decirnos:
“¡Alto! ¡No sobrepaséis la línea roja! o ¡Habrá consecuencias aterradoras!”
El Pichuychanca. Lima, 18 de abril 2020 

          Lima 18 de abril 2020

jueves, 9 de abril de 2020

Desde el Recinto de Capilla Punta.


Es  el mes de mayo. Luego de una marcha larga y agotadora desde las primeras horas de la mañana, llego por segunda vez al recinto intangible de Capilla Punta, De este portentoso lugar, regocijado, observo el  majestuoso panorama de mi tierra natal. Les invito a contemplarlo 
Aquí algunas fotos.

Desde el recinto intangible del remoto cerro de Capilla Punta



Al fondo el aislado nevado de Tucu, yo desde las faldas de Capilla Punta, ambos, contemplando absorto el hermoso crepúsculo de la tierra natal.  


Los primeros rayos del sol se desploman sobre las cumbres de los cerros y del nevado de Tucu. Y la tierra natal aun duerme apaciblemente. 


Pueblos, uno frente al otro, Chiquian, Pampam y Huasta, asentados en prodigiosas llanuras y abordado de cerros y el nevado de Tucu. Contemplarlo en medio del alba, me regocija los cinco sentidos.  

Desde el horizonte, los rayos punzantes y ambarinos del sol va despejando el silencioso amanecer, para contemplar este bello panorama  de Chiquian. Nuestra querencia    

Contemplando las cumbres níveas de los nevados, desde el recinto intangible de Capilla Punta.  


El recinto intangible de Capilla Punta, ademas de atesorar vestigios de nuestros predecesores, es también, un perfecto mirador

La hechicera Cordillera de Huayhuash. Visto desde Capilla Punta  

Preciosa muralla abandonada, de  frente al nevado que es contaminando junto a las lagunas de Yana Cocha y Ahuash Cocha por los relaves de la minería muy cerca de ellos. Autoridades y ciudadanos cuidemos nuestro medio ambiente y nuestros hermosos panoramas de nuestra Provincia de Bolognesi. 

Chiquian. contemplado desde la cima de Capilla Punta.

Chiquian con sus 7 lineales calles que van de norte a sur y 13 calles de este a oeste. Tu panorama es inagotable  

No se percibe que el tiempo transcurre. Debajo del cielo garzo, emergen las primeras nubes hurañas y desgreñadas  

Desde el limite del recinto intangible de Capilla Punta, contemplando las faldas que  rodea a la tierra natal. El valle de Aynin y las cumbres de los imperturbables nevados

Las nubes endrinas también son parte de este hermoso panorama. Al frente se observa al imponente cerro de Yauca Punta, hermana de Capilla Punta. ambos guardan tesoros insospechados de nuestros antiguos y sabios pobladores.     

Es el mes de mayo, los fértiles campos, gracias a las generosas lluvias, se hallan; en ausencia  de los maizales, trigales y papa, de una tupida floresta de plantas silvestres.   

Bordeo la Cascada de Putu y de entre la empinada quebrada  resulta estas vistas panorámicas 




El sol son sus rayos lánguidos se va escondiendo, el crepúsculo se va acentuando pausadamente  

Un atardecer de ensueño. 

Chiquian, mi querencia. buenas noches 

    El Pichuychanca