miércoles, 15 de abril de 2020

¡No paséis la línea roja

Quiero ver al Yerupaja, libre de contaminación

¡No paséis la línea roja!


Por cientos de miles de años, en el alfa y omega,
entre cascadas y humedales y ríos y planicies,
entre torrenciales lluvias, soportando periodos
de agraviante frío, de asfixiante ardimiento
en el vasto y fecundo bosque, solemnes y erguidos,
prosperaron pacíficos, orondos y nobles árboles,
brindando munífica sombra su frondosa copa.
Hombre-Naturaleza, habitaban en íntegra armonía.

Pacífica y desprendida cumbre de los cerros,    
durante miles de años, de su hondura manaron
impresionantes y generosos manantiales.
Velaron con celo riquezas insospechadas.
En su fértil declive, germinaron semillas milenarias.
En anchas estepas e inquietantes montañas, reposan 
apacibles lagunas vigilado por estoicos nevados.
Por barrancos y hondonadas, surcan los rugientes
crecidos ríos, alimentando al descomunal océano,
adónde va a morir. Los alegres riachuelos, surcando
vertientes y llanos, muníficos, dotan de subsistencia
a las sementeras, al cuidado de atareados labriegos,
de manos ateridas y de rostros cobrizos. La riqueza natural, 
proveído por la Madre-Naturaleza, era un bien común.

De pronto, la pacífica coexistencia, Hombre-Naturaleza,
de la noche a la mañana, como una angustiosa pesadilla,
fue aniquilada con saña por hombres sórdidos y todo conmutó.
Víctima de la colonización y explotación, dignos originarios 
eran considerados cómo bestias de carga. Esclavo en la mita, 
una máquina de triturar indios, trabajan sin descansar en oscuros 
socavones de la mina, extrayendo grandes cantidades de oro y plata. 
No conformes, marchan al inmenso bosque, 
pulmón de la Madre-Naturaleza, para desforestarlo sin compasión.
Perturbando la vida pacífica de la flora y la fauna.
Inician la contaminación del medio ambiente.

En nombre del conocimiento y el desarrollo,
los que tienen el control de los recursos naturales,
inventan monstruosas, pérfidas máquinas 
para herir los órganos vitales de la Madre-Naturaleza,
y continúan con su inexorable destrucción.
Barbaros taladros, perforan, sin clemencia,
el corazón de la Madre-Naturaleza. Depredan cerros,
lagunas, ríos, nevados, bosques, arrecifes y mares,
causando sistemática contaminación del medio ambiente
y llega, irremediable, el terrible efecto del gas invernadero.
El maltrato de nuestro único hábitat, por hombres angurrientos,
ha llegado a su límite. La Madre-Naturaleza…
doliente…agonizante… parece decirnos:
“¡Alto! ¡No sobrepaséis la línea roja!
o ¡Habrá consecuencias aterradoras!”

El Pichuychanca.
Lima, 18 de abril 2020

2 comentarios:

  1. FELICITACIONES QUERIDO HUGUITO, UNA VOZ QUE CLAMA JUSTICIA POR LA CONSERVACIÓN DE ESTE PARAÍSO NATURAL QUE NOS DA LA VIDA, ESTA SOCIEDAD DE CONSUMO CAPITALISTA NOS CONDENAN A SUFRIR AFECTANDO TODO EL ECOSISTEMA,OJALA ESTOS HECHOS DEL PRESENTE CAMBIEN DE DIRECCIÓN ESTAS ACTIVIDADES DESTRUCTORAS A NUESTRO MEDIO AMBIENTE. SALUDOS HUGUITO.

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    1. Gracias Unknown, ya somos dos. Pues ante tanto maltrato a nuestro hábitat tenemos, los hombres conscientes, con su vida, el derecho de protegerlo, particularmente, desde este campo, a través de las letras. Saludos.

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