El territorio del Pichuychanca: Puertas portones y zaguanes

Colmado de nostalgia, en este pueblo mío que lo llevo en mi corazón, ando por sus calles, mudas y angostas, en hora matinal y a veces, de tarde en tarde. En este desandar de lo caminado recuerdo los pasos retozones de mi infancia y de la embelesada adolescencia de ayer. En ese entonces, en los inconfundibles y otoñales atardeceres, mandado por mi bondadosa madre, raudo, iba con mis baldes acerados al manantial de Parientana con el propósito de acarrear el agua, cristalina y pura. De pronto con pasitos contenidos me dirigía, primero, al jardín, en seguida a la escuela, luego con pasos dignos al colegio. En otro momento partía a toda prisa al estadio de Jircan con el fin de jugar fútbol, o a la chacra con el objetivo de traer el choclo y la alfalfa, en estas apremiadas circunstancias, no me percataba por nada del mundo, salvo de unos cuantos, de la existencia de los lindos y solariegos zaguanes, portones y puertas tanto en hanan y ura barrio del la tierra natal, La incontrastable y generosa villa ciudad de Chiquian.

Ahí, debajo del umbral del joven o vejo portón y de la luz mortecina del farol, acompañado de titilantes estrellas que brillaban como escarcha en el cielo oscuro de la noche y en presencia de la luna menguante agazapada entre lisas nubes, los flamantes y clandestinos enamorados arrebujados de tibios abrazos, ambos, se robaban y colmaban de besos acalorados y húmedos.

Los zaguanes de distintos tamaños y formas era el acceso directo a los alegres patios en donde los revoltosos niños jugaban de modo perseverante y sin preocupación alguna. También, era la entrada a los floridos jardines de aromas embriagantes y el paso a los corrales, lugar de oportuno reposo de las borregas de abundante lana, de las intrépidas cabras, luego de alimentarse en los verdes prados. Así mismo, era el recinto de sosiego de las vacas con su ubre colmado de leche para ordeñarlos al día siguiente y de los exhaustos caballos luego de haber transportado al amo de su vivienda a lugares ignotos y viceversa.

Hay casas que aún se hallan de pie resistiendo estoicamente al ineludible y cruel tiempo, casas que sufren modificaciones de sus primigenias estructuras y corrales que desaparecen poco a poco y, junto a ellos, los antiguos zaguanes de tañidos estrepitosos que no se cansaban ni se lamentaban cuando era abierta o cerrada de modo constante por una mano ruda y violenta.

Al pasar, con pasos pausados, por las calles campestres de mi villa dorada, avizoro con más detenimiento a las casas de remotas puertas y portones, y de inmediato, mis pensamientos me dicen con mucha nostalgia: "Aquí vivía... "

Continuaremos con unos versos dedicado a la puerta...

El Pichuychanca

Chiquian, 28 de marzo 2022

P/ d. Son muchas, muchas fotos de las antiguas puertas y portones de casi todas las casas de la tierra natal. Fotos captadas, con mucho cariño, de calle en calle. Algunos zaguanes deben pasar, me imagino por el estado que se encuentran, de los 50 a los 100 años. Y más.

Espero no cansarlos por las decenas de fotos de las inolvidables puertas y portones de vuestra casa, por donde ingresaban y salian en tiempos idos y de seguro les hará latir el pecho al recordar con añoranza de su infancia y adolescencia. Aqui las imagenes ¿Lo reconocen, cual es el tuyo?