Alba en el valle de Aynin |
Peregrino
El corazón del seducido
peregrino, era una llama
encendida de embeleso,
vibraba urgido, colmado
de singular ventura.
El peregrino no hizo caso
la reflexión de los amigos.
De una moza de tez morena
se enamoró. El sino de su vida
cambiando para siempre.
No interesa que la gente
susurre, el peregrino ama.
Nada le afecta. Por su amor,
por la amada se puede cantar
y padecer con embriaguez.
Ella, fidelidad prometía,
Ella, perseverar prometía.
El peregrino, a solas, canta
de gozo que el manzano llora
al oírlo. Del mañana nada sabe.
peregrino, era una llama
encendida de embeleso,
vibraba urgido, colmado
de singular ventura.
El peregrino no hizo caso
la reflexión de los amigos.
De una moza de tez morena
se enamoró. El sino de su vida
cambiando para siempre.
No interesa que la gente
susurre, el peregrino ama.
Nada le afecta. Por su amor,
por la amada se puede cantar
y padecer con embriaguez.
Ella, fidelidad prometía,
Ella, perseverar prometía.
El peregrino, a solas, canta
de gozo que el manzano llora
al oírlo. Del mañana nada sabe.
Al peregrino, transido de dolor,
el tambor de su pecho le oprime,
vierte lágrimas amargas cual gotas
heladas de rocío. La moza morena,
se marchó por derrotero ignorado.
El Pichuychanca.
Lima Marzo 2019.
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