La Sra. Mery, despachando la chicha |
Chicha de jora.
Matinal,
marcho por camino inclinado
en cuya orilla el ardoroso sol,
día tras día, mancilla la frondosa floresta
que en la pasada estación lluviosa
con hermosura florecía.
¡Oh! Prodigioso maíz sin tiempo,
fascinado, me alegro de verte
en las faldas del campo verde
en hermosas mazorcas, meciéndote
en la mano blanda del liberal viento.
Prodigioso maíz sin tiempo,
grano policromo y llamativo,
el frescor de la aurora,
el agudo estío en el día,
el frio, la lluvia, la humedad,
padeciendo. Inconmovible,
te yergues con espíritu solemne,
predestinado en prolífica tierra
de Mesoamérica y América del Sur.
Prodigioso maíz sin tiempo,
el hombre de Mesoamérica,
El hombre de América del Sur,
sabio y virtuoso, te adoptó
con perseverancia inagotable,
para ser sustento básico
de los incas Aztecas y Mayas.
Prodigioso maíz,
a través del tiempo sin tiempo,
sin distingo ni cuestionamiento,
disfrutamos de tu singular exquisitez
en la forma del crocante maíz tostado,
de la deliciosa humita,
del humeante choclo,
de la preciada chicha de jora.
Atravesando calles calladas
escucho el canto guerrero del gallo,
más allá, el abejorro, zumbando
se cruza en mi andanza.
Llego a la generosa tienda,
ubicado en el barrio de Oro Puquio
de la patria chica amada, Chiquian,
para mitigar la sed violenta
con la no igualada bebida ancestral,
la chicha de jora,
elaborado con dignidad
por la familia Garro Fernández.
El Pichuychanca
Chiquian, Oro Puquio, 9 de Agosto 2019
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