Mi memoria navega el recuerdo de la eterna imagen del remanso. De entre frondosa floresta agazapado, a la luz del sol flameando, a la luz de la luna vibrando. Al solaz y añorado remanso, marcho con todo el delirio de volver a verlo. Lugar idílico adónde alborozado acudía en los días estivales de primavera, con los amigos de la infancia, retozón a darnos un chapuzón, ¡Desnudos!
Silbante, encrespado y frio, el raudo viento golpea mi rostro cetrino. Cauto, por el camino inclinado desciendo.
Solitario y vacilante, atravieso contenido la quebrada brumosa, rumorosa, de frondosa yerba pedestre crecida.
El corazón me late asiduo y disperso. Avizoro, ora aquí, ora allá, sin lograr hallar al plácido remanso abarcado de límpida y tibia agua. Y la reverberante blanca arenilla que abrazaba con blandura la cálida orilla, la sosegada hondura.
El profundo e hiriente silencio, del desfiladero sombrío y denso, al tambor de mi pecho estremece. Ver fenecido el manso remanso, brotan de mis ojos ríos de dolor y mi niñez feliz de tiernos ayeres, de tristeza se murió.
El Pichuychanca. Chiquian, camino a la quebrada de Ninan 19 de enero 2021
*Shapash, lugar y nombre del remanso natural, incrustado entre la quebrada de Chibis y Ninan.
Vista panorámica de Chiquian
Rumbo a Shapash. Calabaza tirado en el camino.
El Jirishanca, visto desde el camino que conduce al remanso de Shapash.
Valle de Aynin, desde el camino que conduce a Shapash.
Cordillera de Huayhuash. Desde la entrada al reanso de Shapash.
Como duele ver enterrado el remanso
Silencio sepulcral, camino a Shapash.
Al pie de esta quebrada se hallaba el remanso de Shapash.
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