Barranco |
Llego a la clínica, el acceso es restringido, el portero, que no lo había visto, sale de repente de su caseta de vigilancia, al verme parado en la puerta, de manera inconsciente y la falta de costumbre me acerco a la reja y éste, el portero, protegido de pies a cabeza que sólo se le ve los ojos a través del amplio lente, inmediatamente, retrocede dos, tres pasos atrás. Ahora en estos tiempos andamos temerosos y desconfiados de nuestros semejamtes a ser contagiados por este virus maligno, el Covid-19.
La enfermera, totalmente cubierta, se coloca al lado para medir la presión y colocar el termómetro debajo de la axila. Viene el médico, de igual modo, absolutamente protegido, con mascarilla especial. A una distancia prudencial me pregunta por mis síntomas, luego de responderle, me ausculta, después de unos breves mimutos, me dice que tengo una infección en la garganta. Por este motivo acudí a la clínica, porque hace días me estaba auto medicando. Me aplicaron una inyección y me extendieron las respectivas recetas.
Camino por la ancha Av. Pedro se Osma, Barranco, antes bulliciosa ahora callada, parece una ciudad desierta. Poquísimas personas circulan, todavía, por sus calles coloniales. Para darme un momento de relajación, me animo ir cerca al circuito de playas, de donde empecé a tomar las siguientes fotos, en plena pandemia y la cuarentena.
Playas de Chorrillos y Barranco. Lucen cristalinas |
Silencio. Calle San Martin |
Parque Chipocco |
Av. Sin transito vehicular. Desierto y en silencio. |
El Pichuychanca
Barranco 8 de mayo 2020
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