Madre desvelada

Alborada. Chiquian.

Madre desvelada

Bajo la adormecida penumbra de madrugada escarchada, del parvo cuarto en tinieblas, tendido en el sólido catre de fierro, entre sueños cóncavos y ambiguos provocado por la virulenta fiebre, distante, apenas lograba escuchar

por la irreprochable cocina,

por el exiguo comedor, despabilados y gráciles pasos. El remedio recetado por el médico,

angustiada, lo alistaba ella.

De pronto, siento una suave mano bienhechora sobre mi infantil testuz afiebrada seguido de un dulce beso prolongado e inagotable. Con la otra mano,

lustrosa y hacendosa, arrullaba con honda ternura mi rostro purpúreo y lívido. De repente, abro mis decaidos negros ojos cruzándose con los de ella. De sus luceros, de indulgente mirada, dolorosas gotas de lluvia se desplomaban anegando su terso y doliente rostro. Entonces… vigorosa, me acunaba entre sus tibios y amorosos brazos percibiendo su jadeante corazón, maternal. Los gráciles pasos, el tierno y sublime beso, la bienhechora mano, el arrullo y tibio abrazo, las dolorosas lágrimas era… ¡de mi inolvidable, cara y desvelada madre! El Pichuychanca Chiquian, Mayo 2020