Crepusculo, Cordillera de Huayhuash. Chiquian |
Morada abandonada
A la evocada morada materna llega,
de donde se mudó por un futuro ignoto.
En la acera, frente al zaguán está patitieso,
al apartarlo lentamente, crepita lacerante.
de donde se mudó por un futuro ignoto.
En la acera, frente al zaguán está patitieso,
al apartarlo lentamente, crepita lacerante.
El desvalido espacio del patio,
antes alegre, gime de pena.
Abordada de rosaleda copiosa
holgada de singular policromía,
el jardín se encuentra desolado.
Anda por la morada dejada,
los ojos colmado de suplicio
encuentra el balcón inerme
ventana lacrada, puerta herida
con cicatriz profunda.
Cercado de recóndito silencio,
el corazón estalla de dolor.
Hondo suspira y recuerda
su cándida infancia,
su atizada adolescencia.
De la sala desatendida,
percibe el aroma de pretéritos enseres,
Contempla el retrato de los padres fenecidos.
De los luceros saltan perlas ardientes.
Conmovido de lejanos recuerdos,
presuroso y agitado se retira.
Por ceñida calle marcha sin rumbo.
De repente, encuentra al camarada de infancia,
también de visita.
La familia, la casa de los padres vendió.
le suplica: ¿Tienes una habitación para alojarme?
Su historia, su pasado, se extinguió.
No tiene más por quien llorar ni casa donde cobijarse.
El Pichuychanca.
Chiquian. 20 de Marzo 2018.
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