Es uno de los días del mes de marzo en mi villa dorada. Amanece; y de los valles y de los humedales y de los manantiales y de las quebradas manan las brumas prietas y apretadas. Mas adelante, por un instante se quedan inmóviles y dormidas y quietas entre los barrancos y los altozanos.
De súbito se despiertan y empiezan ha abrazar, con ímpetu, a las hermosas cumbres de la Cordillera de Huayhuash. Luego, las nieblas celosas lo arropan por completo de aquellos que lo contemplan con ojos de descomunal admiración, o de manera desconfiada, esconderlo, aún más, de aquellos que lo depredan.
Pasa el tiempo, el viento frio, soplando con suavidad, y acompañado de los luengos cabelos rubios del sol, corren a las brumas pardas como cortinas para regalarnos esta belleza.
Aquí algunas fotos.
El Pichuychanca
Chiquian, abril 2018
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