En Chiquian, mi querencia, mengua la silenciosa noche del mes marzo, cubierto por un manto de suave algodón negro.
Y sobre las disimiles cimas de la cordillera blanca afloraba ya el fulgor de la alborada y las avecillas con sus trinos melódicos inauguraban el nuevo dia desde los mantos verdes de los prados y la cornisa de las casas pastoriles.
Y estas son las fotos.
El Pichuychanca.
Chiquian, abril 2018
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