sábado, 12 de julio de 2025

Abrázame! ¡abrázame!

 


¡Abrázame! ¡Abrázame! 


En la estación de otoño de carácter inconstante: por un instante candente. por un instante refrescante, allende, en el vasto horizonte, su término eterno llegó para el bucólico atardecer de luz cálida. La densa negra noche, de luciérnagas tachonado el cielo, cautelosa, recelosa, sombría, arrebuja al ondeante trigo de espigas doradas, cubre el susurrante pico de los cuatro pretéritos árboles de la plaza apacible, arropa con arrebato a los angostos angostillos del cautivador pueblo, oculta con ímpetu el balsámico florido vergel, el adoquinado mudo patio de la mesurada morada. ¡Ay!, Amada mía. La sombría noche todo lo arrebata. No tiene compasión de nada ni por nadie. ¡Abrázame! ¡abrázame! Tengo la inquietud, tengo la sensación de que a ti, cariño mío, de súbito, ¡te arranque de mis embelesados brazos! ¡Abrázame! ¡abrázame! El Pichuychanca. Chiquian, calle Tarapacá, marzo 2020.










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