¡Abrázame! ¡Abrázame!
En la estación de otoño
de carácter inconstante:
por un instante candente.
por un instante refrescante,
allende, en el vasto horizonte,
su término eterno llegó
para el bucólico atardecer
de luz cálida.
La densa negra noche,
de luciérnagas tachonado el cielo,
cautelosa, recelosa, sombría,
arrebuja al ondeante trigo
de espigas doradas,
cubre el susurrante pico
de los cuatro pretéritos árboles
de la plaza apacible,
arropa con arrebato
a los angostos angostillos
del cautivador pueblo,
oculta con ímpetu
el balsámico florido vergel,
el adoquinado mudo patio
de la mesurada morada.
¡Ay!, Amada mía.
La sombría noche
todo lo arrebata.
No tiene compasión
de nada ni por nadie.
¡Abrázame! ¡abrázame!
Tengo la inquietud,
tengo la sensación
de que a ti, cariño mío,
de súbito, ¡te arranque
de mis embelesados brazos!
¡Abrázame! ¡abrázame!
El Pichuychanca.
Chiquian, calle Tarapacá, marzo 2020.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario