lunes, 20 de julio de 2020

El Estado, ministros, Covid-19 y el bienestar social.


Beneficencia de Lima
El Estado puede ser visto de dos maneras, como macro estructura. Como estructura de un conjunto de funciones que impone a la sociedad, como por ejemplo, el monopolio a la dación de la Ley, el cobro de impuestos, en fin, una serie de funciones, de tareas, que el Estado tiene e impone a la vida social. Además de estas funciones el Estado tiene capacidades. El Estado tiene dos dimenciones, funciones y capacidades. La definición exacta de capacidades, en este contexto, son las habilidades y destrezas que tienen los funcionarios, los recursos que cuenta, los impuestos, la capacidad de cobrar los impuestos, propiedades que puede tener o tiene el Estado.
El diseño organizativo e institucional del funcionamiento efectivo de las organizaciones estatales como los poderes del ejecutivo, legislativo, judicial, las fuerzas armadas, policiales, carteras ministeriales, la burocracia, las instituciones públicas, regionales y municipales, todas estas organizaciones deberían de funcionar correctamente como una sólida estructura del Estado. 
Estas organizaciones, como estructura del Estado, desde inicios de la República, nacieron pésimamente desarticuladas, al margen de la mayoría de la población, para beneficiar a una minoria, la oligarquía. Eso es el drama del país. El estado tiene funciones pero no tiene capacidades y si los tiene, es para beneficiar al capital privado en desmedro de la Nación. Eso es la crisis de fondo, no de ahora. Nada funciona como espera el ciudadano comun y corriente que lamentablemente no hace respetar sus derechos fundamentales que esta Constitución lo ampara. 
El Estado tiene una serie de funciones pero no tiene o no hay la capacidad para realizar de manera adecuada esas funciones. Afrontemos esta realidad como es que las funciones y capacidades del Estado no llegan a todo el territorio, por ejemplo, el monopolio de la fuerza no llega a todo el país, la Ley no es igual para todos, a uno le llega a otro no, la seguridad no es igual para todos, en las provincias es diferente el acceso a la seguridad, la provisión de bienes públicos como la salud, la educación no es igual para todas las regiones y provincias. Las vacunas, por ejemplo, los primeros vacunados son de Lima, luego las capitales de la región, pero no se sabe cuándo y cuanto llega a los pueblos alejados. Si nos atrevemos hacer una comparación con otros paises de la región, los bienes públicos llegan por igual a todo su territorio. Eso tiene que ver con la formacion histórica y la visión de lo que es un Estado colectivo. 
El Estado tiene las funciones pero no hay las capacidades para ejecutarlas de manera óptima. El Covid-19, a desnudado estas falencias, desde hace mucho tiempo que se viene arrastrando. Uno de ellos es el sistema de salud, resultó un desastre y con esta pandemia se hizo evidente su real situación. No hay hospitales especializados, no hay camas necesarias, reina la insalubridad y los microorganismos contagiantes están a la orden del dia. Es decir han colapsado. Este sector tan importante para un pais fue dejado a un lado para beneficiar a los privatistas de la salud, cuyas clínicas privadas cobran ingentes sumas de dinero para atender a un paciente por este virus maligno. La educación pública, tambien resulta otro desastre, no sólo en la educación en si misma, sino que también en la educación virrual. Sólo el 30 por ciento de los alumnos tiene acceso a la educación virtual, ¿el resto? No hay Internet, computadoras y laptop. 
La infraestructura del saneamiento de agua y desagüe que no llega a un gran sector de la población, 800 mil en Lima Metropolitana y 7 millones en las regiones del país, según estadisticas del INEI. Se le pide a la población que se lave las manos, varias veces al día y los que no tienen acceso a este servicio esencial ¿cómo lo hacen? La capacidad del Estado, en invertir en cuanto al saneamiento de agua y desagüe ha sido mínima a través del Ministerio de vivienda, con propósito de privatizarlo. Como consecuencia de lo señalado, en las ciudades, hay grandes bolsones de gente que no tienen acceso a una digna atención a la salud, educación, internet por ultimo ni a una refrigeradora y el Estado nos dice no salgas de tu casa " quédate en casa". La gente, sin capacidad de ahorro ni trabajo fijo, obligados por la necesidad, salen de sus casas a buscar ingresos para sustentar a su familia. El 70 por ciento es un trabajador informal en el Perú. Y los martilazos que daba Martin, Martín Vizcarra, era sobre una coladera. ¿Que hacer?
Se solucionan los álgidos problemas estructurales del país manteniendo esta Constitución espuria y cambiando ministros de las diferentes carteras ministeriales, colocando ahora, nuevamente a fujimoristas y apristas, a quienes tanto condenaba don Martin?. Siguen gobernando los mismos criollos de hace 200 años, la oligarquia corrupta con los políticos serviles a la clase dominante, los que saquean nuestro país próspero en recursos naturales y su poblacion muriendo de anemia, tuberculosis y ahora con esta pandemia. Y la gente adormecida de tanta informacion alienante y sin debate ideológico, carece de una capacidad de indignación.
El Pichuychanca.
Lima 20 de julio 2020.




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