miércoles, 12 de febrero de 2020

Tú, eres mi ventura

Alborada en Chiquian

Tú, eres mi ventura


Allende, en el vasto horizonte, por encima del blanco Yerupaja, una estremecida estrella, centellando en el cielo garzo, a la zaga de una agonizante nube, huraña y endrina, se esconde El celestial crepúsculo de otoño, se va ahogando. El lunar blanco de la noche, paso a paso se asoma, a la calle campestre alumbrando, a la periferia apacible seduciendo. De pie, frente de su casa, debajo del árbol de tupida copa, lejano, escucho el sonoro y postrero canto del encantador ruiseñor, posado sobre una umbría rama. Con rivalidad, contemplo como el bruñido rayo de la luna coqueta, desinhibido, ingresa por la lumbrera a la alcoba de mi hechicera amada. Intuyo, como los fulgores plateados de la luna, con placidez, se funde en el enfundado aposento de mi persuasiva amada, sosegada, con el apacible y lozano rostro grácil, y su feble perfilado cuerpo. Mas, cuanto deseo ser, ¡ahora!, un haz fulgurante rayito, para iluminar su tersa jovial imagen, y en la callada penumbra de su alcoba, acompañado de la argentada luna, confesar, susurrando con ternura, mi amor sin reserva: Tú, eres mi ventura, tu voz hace estremecer mi cautivado corazón. Tú, eres la inmaculada mujer, con tu refulgencia reservada, hechizas mi ser. El Pichuychanca Chiquian, Calle… agosto 2019 


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