Crepúsculo en Chiquian |
La tierra natal
La tierra natal aprecio,
porque por vez primera,
quebrando el religioso silencio
en el equinoccio de primavera
solté la palabra ¡Mamá!
La tierra natal aprecio,
porque en alzada vereda
del misterioso predio,
que parecía una alameda,
gateaba sin importar la osadía.
Por el patio empedrado,
entre tropezones y celebraciones,
curioso, con pasito meditado,
a caminar aprendí
con toda resolución.
La tierra natal aprecio,
porque la evocada escuela,
me regaló al amigo sin precio,
al primer maestro, centinela
de sagrada educación.
La tierra natal aprecio,
porque la tórtola cantaba
en la cornisa de la casa,
y mi corazón infantil
retozaba colmado de alegría.
La tierra natal aprecio,
porque mana el puquial
a borbotones. Adonde acudía
presuroso, con grandioso asedio
para aplacar la sed apremiante.
Aprecio la tierra natal,
porque en la orilla del mar
de doradas espigas del trigo,
reflejado por la suave lumbre
de la luna, araña de la noche,
ahí, bajo de la arcana penumbra,
el murmullo aplacado de la planta,
acompañado del homogéneo
canto taciturno del grillo,
por vez primera,
a la mocita de bermejo perfil,
mirada de fuego,
ruborizado con el corazón alborotado,
le revelaba mi sentimiento de ternura
El Pichuychanca
Chiquian, Calle Tarapacá marzo 2019
Felicitaciones Hugo por tan elegante poema a los cuatro vientos chiquianos ,en mi imaginacion te escucho declamar alli en el atrio empedrado de tu escuelita 'JOSUE" aplausos amigo.
ResponderBorrarHola estimada amiga Etel. Gracias por tu agradable comentario. Cada vez que visítanos la tierra natal surge derrepente algunos recuerdos y surgen, del corazón, inesperados versos. Saludos amiga
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