jueves, 20 de junio de 2019

Riachuelo

Aurora en el Valle de Aynin

Riachuelo


En mi caminar recoleto
rayando el día hechicero, 
ando por cóncavo lindero, 
ando por bucólico camino
del predilecto terruño campero.

De súbito, confluyo 
con el sordo run run 
del jubiloso riachuelo
llevando agua clara.              
   
¡Oh! Riachuelo, no intuyo
de dónde vienes, 
tampoco adónde viajas. 
¿Arribas de cerros enaltecidos, 
donde germinan los humedales? 
o ¿de generosas montañas albinas?  

¡Oh! riachuelo saleroso,
sin darte por enterado 
de mi repentina presencia,
piedra sobre piedra corres alegre.
En medio de abrupta orilla, apurado,
llevas agua aún no contaminada.

Atravesando extensos valles,
atravesando extensos campos,
atravesando perpetuos barrancos.
dotarás de cálida primavera 
de inefable ventura al pueblo
de gente altruista y laboriosa. 

¡Oh! Magnánimo riachuelo
rodeado de frondoso arbusto,
el negro corcel, de gallardo paso, 
el señorial toro, de asta torneada, 
los demás mamíferos de cuatro patas, 
sedientos, se aproximan a la orilla
con el fin de abrevar tu milagrosa agua cristalina.

¡0h! munífico riachuelo, 
al borde de tu dulce cauce
el cautivador ruiseñor, 
el cantor pichuychanca, 
surcando sobre extensa arboleda,
agotados, de ignoto lugar llegan. 
Prestos, por breve tiempo, 
trinan  majestuosamente 
que hasta el eco, escondido en la quebrada,
sonoro responde.
Se posan en lacónicos hoyuelos,
avistan inquietos, ora aquí ora allá, 
ávidos, hunden su rugoso pico
en tu clara agua calmada, 
aplacando su sed apremiante.
  
¡Oh! Generoso riachuelo, 
los escasos agricultores 
de tez requemada, 
de manos surcadas, 
luego de haber regado el fecundo campo
con tu próvida agua,          
aspirando a tierra húmeda, 
con el corazón saltando de gozo 
cosechan el maíz el trigo y la papa.
        
El Pichuychanca
Chiquian, rumbo al valle de Aynin, mayo 2019 

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