Aurora en el Valle de Aynin |
Riachuelo
En mi caminar recoletorayando el día hechicero, ando por cóncavo lindero, ando por bucólico caminodel predilecto terruño campero.
De súbito, confluyo con el sordo run run del jubiloso riachuelollevando agua clara. ¡Oh! Riachuelo, no intuyode dónde vienes, tampoco adónde viajas. ¿Arribas de cerros enaltecidos, donde germinan los humedales? o ¿de generosas montañas albinas?
¡Oh! riachuelo saleroso,sin darte por enterado de mi repentina presencia,piedra sobre piedra corres alegre.En medio de abrupta orilla, apurado,llevas agua aún no contaminada.
Atravesando extensos valles,atravesando extensos campos,atravesando perpetuos barrancos.dotarás de cálida primavera de inefable ventura al pueblode gente altruista y laboriosa.
¡Oh! Magnánimo riachuelorodeado de frondoso arbusto,el negro corcel, de gallardo paso, el señorial toro, de asta torneada, los demás mamíferos de cuatro patas, sedientos, se aproximan a la orillacon el fin de abrevar tu milagrosa agua cristalina.
¡0h! munífico riachuelo, al borde de tu dulce cauceel cautivador ruiseñor, el cantor pichuychanca, surcando sobre extensa arboleda,agotados, de ignoto lugar llegan. Prestos, por breve tiempo, trinan majestuosamente que hasta el eco, escondido en la quebrada,sonoro responde.Se posan en lacónicos hoyuelos,avistan inquietos, ora aquí ora allá, ávidos, hunden su rugoso picoen tu clara agua calmada, aplacando su sed apremiante. ¡Oh! Generoso riachuelo, los escasos agricultores de tez requemada, de manos surcadas, luego de haber regado el fecundo campocon tu próvida agua, aspirando a tierra húmeda, con el corazón saltando de gozo cosechan el maíz el trigo y la papa. El PichuychancaChiquian, rumbo al valle de Aynin, mayo 2019
En mi caminar recoleto
rayando el día hechicero,
ando por cóncavo lindero,
ando por bucólico camino
del predilecto terruño campero.
De súbito, confluyo
con el sordo run run
del jubiloso riachuelo
llevando agua clara.
¡Oh! Riachuelo, no intuyo
de dónde vienes,
tampoco adónde viajas.
¿Arribas de cerros enaltecidos,
donde germinan los humedales?
o ¿de generosas montañas albinas?
¡Oh! riachuelo saleroso,
sin darte por enterado
de mi repentina presencia,
piedra sobre piedra corres alegre.
En medio de abrupta orilla, apurado,
llevas agua aún no contaminada.
Atravesando extensos valles,
atravesando extensos campos,
atravesando perpetuos barrancos.
dotarás de cálida primavera
de inefable ventura al pueblo
de gente altruista y laboriosa.
¡Oh! Magnánimo riachuelo
rodeado de frondoso arbusto,
el negro corcel, de gallardo paso,
el señorial toro, de asta torneada,
los demás mamíferos de cuatro patas,
sedientos, se aproximan a la orilla
con el fin de abrevar tu milagrosa agua cristalina.
¡0h! munífico riachuelo,
al borde de tu dulce cauce
el cautivador ruiseñor,
el cantor pichuychanca,
surcando sobre extensa arboleda,
agotados, de ignoto lugar llegan.
Prestos, por breve tiempo,
trinan majestuosamente
que hasta el eco, escondido en la quebrada,
sonoro responde.
Se posan en lacónicos hoyuelos,
avistan inquietos, ora aquí ora allá,
ávidos, hunden su rugoso pico
en tu clara agua calmada,
aplacando su sed apremiante.
¡Oh! Generoso riachuelo,
los escasos agricultores
de tez requemada,
de manos surcadas,
luego de haber regado el fecundo campo
con tu próvida agua,
aspirando a tierra húmeda,
con el corazón saltando de gozo
cosechan el maíz el trigo y la papa.
El Pichuychanca
Chiquian, rumbo al valle de Aynin, mayo 2019
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