domingo, 14 de septiembre de 2025

Campo Santo


Chiquian. El cementerio, en mayo, muestra un aspecto encantador: derrama un verdor resplandeciente, una rosaleda multicolor bajo los áureos rayos del sol primaveral, todo esto, causado por la lluvia durante el periodo de invierno y regado constantemente por el encargado de protegerlo. Sin embargo, las tumbas y los nichos que lo circundan sus lapidas a tiempo se cobijaron de pasto y partículas de polvo por el abandono, por alguna razón, de parte de los parientes sobrevivientes; algunos de los sepulcros se sacuden, como si alguien lo elevase por debajo; los pinos, ubicados al fondo del Campo Santo, dan una refrescante sombra; percibo a personas desconocidas que andan junto a las tumbas y a los nichos… Pero entre estos hay dos que no repara nadie a la que ningún familiar cercano se aproxima; solo los zorzales y pichuychancas se posan en ellos y trinan tanto al amanecer como en el atardecer. A la vieja lapida la circunda, en cada uno de los costados, una especie de florero sin flores; en ese sepulcro está enterrado mi abuelo y abuela, materno, Asisclo Romero  y Joaquina Milla.

Desde entonces, luego de varios quinquenios ausente por este lar, de vez en vez, de la casa les llevo rosas rojas cultivado, hace decenas de años, por mi madre Luz  y mi tía Lidia Romero Milla. Con mi andar otoñal, todavía ligero, llego al sepulcro; con atención y por largo tiempo  echo una mirada  a la muda lapida; medito amargamente de no haberlos conocido, pero los recuerdo con intenso cariño a través de la historia de ustedes, abuelos, contada por los parientes cercanos y de terceras personas.   

Por ardoroso, impenitente e insurrecto que fuese el corazón que ese sepulcro encierra, del abuelo y de la abuela, las rosas rojas que en él florecieron me ven regocijadas con sus ingenuas ventanas del alma; me hablan no solo del eterno descanso en la tierra sagrada; de ese descanso estoico de la Madre Naturaleza; me hablan también de la concordia perpetua y la existencia inmortal.        

 El pichuychanca.

Chiquian, 11 de mayo 2025     

Asisclo Romero Alvarez

Joaquina Milla Palacios

Cementerio



Mi hermano Hans Frans







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