Estos dos hombres de gran ingenio y experiencia, de los mismos años... se encontraron...
Omodeo preguntó quien era aquel montañés de noble cabeza. Traducida la pregunta, Gamzat Tsadasá contestó con una sonrisa:
---Dile que soy médico. Dilo asi.
Angélico Omodeo se echo a reir:
¡Ya me imaginaba yo que sería maestro o médico! Y, ¿Con qué cura a la gente, con las yerbas de los prados alpinos?
---No ---contestó Tsadasá ---Yo no curo con hierbas, sino con palabras que son más amargas que las hierbas y las medicinas. Yo les administro a mis paisanos verdades amargas... Yo curo de la ignorancia y el atraso.
Rindiendo tributo al ingenio del poeta, replicó el italiano:
---Querido amigo, una feliz coincidencia nos ha juntado hoy. También soy médico; un viejo curandero. Y tampoco yo curo con hierbas. Pero yo no trato a las personas. Yo trato a las montañas. Pongo inyecciones de hormigón, amputo riscos, curo las rocas enfermas, quito la rabia a los ríos de la montaña creando presas para el provecho de las montañas y de las personas...
Asi conversaban, como dos poetas que se comprenden a la perfección.
Esta pequeña lectura es sorprendente y hermosa.
Extraido del libro adquirido:
Literatura Soviética. Edicion 1972
El Pichuychanca.
LITERATURA DE EDITORIAL PROGRESO DE LA PCUS? ESAS SON DE LAS QUE MEJOR GAURDO Y ME CAMBIARON EL PENSAMIENTO Y LA VIDA.....HERMOSAS....ÉPICAS
ResponderBorrar* GUARDO.... ;)
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