Mocitas
De purpúreo semblante,
la candida mocita
con ojos de diamante,
bizarra y coqueta,
por estrecha acera anda.
Sobre sus erguidos hombros,
luenga melena lleva
cual bruñida cascada,
cantarina.
¡La mocita creció!
¡Ay! mocita, ¿Cuál será
el destino que le depara?
Lleva por nombre
Urpikusi, Palomita alegre.
El cándido mocito,
de rostro amoratado,
con ojazos ávidos
de ternura,
encandilado, le contempla.
Urpikusi, fatua,
eleva su apretujada pelambre,
seduciendo su bronceada cerviz desnuda, lo deja caer
sobre sus flamantes y virginales senos.
Enamorada
esta la mocita morena.
Como olas del rio,
su corazón seducido
de emoción se agita.
Como dos luceros, en medio de la noche,
apacible y fresca,
sus ojos negros almendrados, resplandecen.
De pronto, la mocita
de sus ojos de diamante,
vierte ríos de dolor,
llora de desconsuelo,
atormentada esta.
El apuesto mocito risueño,
de ojos claros,
por ignotos derroteros, se marchó.
Su amor por la mocita, ¡prohibido era!
El Pichuychanca.
Chiquian, 5 de abril 2017
la candida mocita
con ojos de diamante,
bizarra y coqueta,
por estrecha acera anda.
luenga melena lleva
cual bruñida cascada,
cantarina.
¡La mocita creció!
¡Ay! mocita, ¿Cuál será
el destino que le depara?
Lleva por nombre
Urpikusi, Palomita alegre.
El cándido mocito,
de rostro amoratado,
con ojazos ávidos
de ternura,
encandilado, le contempla.
Urpikusi, fatua,
eleva su apretujada pelambre,
seduciendo su bronceada cerviz desnuda, lo deja caer
sobre sus flamantes y virginales senos.
de rostro amoratado,
con ojazos ávidos
de ternura,
encandilado, le contempla.
Urpikusi, fatua,
eleva su apretujada pelambre,
seduciendo su bronceada cerviz desnuda, lo deja caer
sobre sus flamantes y virginales senos.
Enamorada
esta la mocita morena.
Como olas del rio,
su corazón seducido
de emoción se agita.
Como dos luceros, en medio de la noche,
apacible y fresca,
sus ojos negros almendrados, resplandecen.
esta la mocita morena.
Como olas del rio,
su corazón seducido
de emoción se agita.
Como dos luceros, en medio de la noche,
apacible y fresca,
sus ojos negros almendrados, resplandecen.
De pronto, la mocita
de sus ojos de diamante,
vierte ríos de dolor,
llora de desconsuelo,
atormentada esta.
El apuesto mocito risueño,
de ojos claros,
por ignotos derroteros, se marchó.
Su amor por la mocita, ¡prohibido era!
de sus ojos de diamante,
vierte ríos de dolor,
llora de desconsuelo,
atormentada esta.
El apuesto mocito risueño,
de ojos claros,
por ignotos derroteros, se marchó.
Su amor por la mocita, ¡prohibido era!
El Pichuychanca.
Chiquian, 5 de abril 2017
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