El antiguo estadio de Jican, ubicado en el corazón del barrio del mismo nombre de la santa tierra, Chiquian, recinto emblemático que al contemplarlo con mis ocho sentidos revivo los recuerdos inolvidables de mi infancia y adolescencia. Este campo deportivo fue informador de innumerables encuentros de futbol que reunía a la multitud de simpatizantes de este popular deporte.
Recuerdo cuando con el pecho vibrante corría sobre su suelo ceniciento, sintiendo punzadas de los rayos oblicuos de sol sobre la espalda y el celoso viento golpeando mi rostro juvenil, mientras disputaba cada balón con ardor y osadía. El estadio fue el recinto donde se unían los simpatizantes, donde los vecinos se convertían en seguidores de los tradicionales equipos del Sport Jaimes, Alianza Chiquian, Sport Cahuide y el Club Atlético Tarapacá, y donde el antagonismo deportivo se vivía con intensidad.
Las gradas, la tribuna de piedra y tierra estaban siempre colmadas de gente animando, gritando y cantando por el equipo de su simpatía. Los partidos de futbol eran más que un espontáneo juego, era un espectáculo que aglutinaba al gentío y nos hacía sentir orgullosos de preservar y defender los colores del equipo de nuestros amores del cual dejábamos la última gota de sudor y el último aliento dentro del campo deportivo. El estadio de Jircan fue un punto seductor donde fluía, a raudales y libremente, el fervor y la felicidad.
Aunque el cruel tiempo ha pasado sin darme cuenta, robando mi infancia y adolecencia, con profundo dolor en el corazón, miro que el estadio se encuentra deteriorado por completo. Mi memoria otoñal, todavía recuerda de aquellos partidos y tiempos vividos en las tribunas y en el mismo campo que siguen siendo inolvidables para mí. El idílico estadio de Jircan era más que un recinto de futbol, fue un distintivo del pueblo entero y sobre todo la pasión que nos unía. Su legado sigue vivo en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de jugar en su sacro suelo, y de los aficionados, fanaticos de este popular deporte, con el pecho palpitante y emocionados, cantaban, saltaban en la rustica tribuna alentando al equipo de su simpatía.
El pichuychanca
Chiquian, 14 de octubre 2025.




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