viernes, 28 de febrero de 2025

Versos a mi patria chica amada

Cordillera de Huayhuash. Paisaje onírico


 Versos a mi patria chica amada 


Clandestino de madrugada ando.
Muerde mi cuerpo el viento helado.
Por el inclinado sendero pasando
llora la piedra por mi paso pesado.

Cantando los pájaros con alborozo,
despiertan a la patria chica amada.
Mientras duerme el gentío perezoso
del cielo lo aprecio con dulce mirada.

De las alturas contemplando 
a la patria chica querida


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Al amanecer, 
desperté con el pecho rebosante de alegría,
de ver el jardín vestido de un enjambre de rosas floridas.
de ver el prado del terruño vestido de alfombras verdes.

El despertar de la Incontrastable y generosa
villa ciudad de Chiquian



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Tú, luna serena, 
a la vera 
del ocaso del sol
brillas 
como el diamante pulido.

Ver el sendero bucólico,
ver el prado verde 
ver la calle pastoril,           
ver la plaza idílica         
pintado de plata
con tus dedos plateados         
de auténtica decoradora,                
me embriaga el alma de infinita alegría.

La luna, brillando como
un diamante en Chiquian


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Me gusta a mí andar en la madrugada
para oír el canto sonoro del inquieto pichuychanca,
para ver el despertar de la calle desierta, 
para ver el fresco roció adosado en la rosaleda
para ver el rejuvenecido paisaje 
que aprieta de alegría mi alma inmortal.

La soledad y el silencio,
acompañantes de mis
andanzas madrugadoras.


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En el pueblo, 
todo está sumido 
en el mayor silencio y calma.

Solo, solo el pueblo 
y el amor no confesado, 
sabe lo que es de mi agrado,
como amante de las letras
como amante de la naturaleza 
y el soñador que soy.  
Mirar la luna y escuchar
el canto encandilado del pichuychanca, 
el trino sonoro del señorial ruiseñor.

Prefiero, sobre todo, 
un tipo de luna coqueta, 
pálida y ojerosa 
que se oculta detrás de la nube rosácea, 
dejando deslizar su pálida luz 
sobre las ventanas de mi alma, rebosante 
de contemplación y admiración.

Las ventanas de mi alma otoñal
en cálido atardecer, contempla
el nevado de Tucu Chira.



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Chiquian, Pueblo mío 
con voz telúrica 
con voz vibrante   
tu lindura voy a cantar     
tu inmortalidad voy a escribir.

Sublima mis sentidos al contemplar el eterno ocaso del sol y llega la negra noche  


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En esta tarde serena, 
en perpetua aureola 
yo te vislumbro, 
patria chica querida, 
como la más bella del mundo.

¡Claro que si! Eres el pueblo
mas lindo del mundo. 


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Y ahora, 
En el silencio de mudos extramuros,
En el silencio del solariego sendero,
En el silencio del desnudo prado,
En el silencio del idílico paso
solo, me oigo a mí mismo.

Mudez sepulcral, solo me oigo a mi mismo.


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El canto del pájaro
El susurro del árbol
El rumor del riachuelo
Se oye y no se oye
En este apacible atardecer.

Valle de Aynin. 
Se oye y no se oye
el rumor del río



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En plácida alborada 
en la cornisa de la vieja casa
al pichuychanca cantor vi.
¡Oh, si la aurora su sonrisa rosada detuviera!
Me preguntaron si la avecilla tenia su hermosura.
Para mí era un trovador intenso
qué volará en busca de otra cornisa
para dar el toque de diana
con su luengo canto de tenor.
 

Chiquian todavía duerme,
son la 6 de la mañana,
dormilona niebla blanca le acompaña


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En doloroso desasosiego 
canto mi secreto a la luna.
Un mar de nieblas se levanta,
mis vagos pensamientos se diluye.
Mi corazón pulsa de una manera pausada,
sin estorbos ni angustias.
Atrás dejando, amargos recuerdos.

Ando por la calle adónde rompí
 el primer paso infantil. La luna
me consuela de apesadumbrados
pensamientos.


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El Pichuychanca
Chiquian, 25 de febrero 2025 




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