Mis pasos pausados me llevan como una marioneta por las frias cumbres del hermoso paraje de Huaca Corral, absorto, contemplo todo lo que se halla a mi alrededor.
Voy, con paciencia y concentrado, por el borde del invalorable canal de Tucu, construido hace mucho tiempo por nuestros laboriosos abuelos, a todo esto, para nunca jamás olvidarlos.
De este ondulante conducto, todavia abierto, que recorre sin prisa por la falda de las colinas desiertas y túneles, escucho el apacible murmullo del agua transparente en donde reverbera, en la primera hora del día, la luz amarilla del sol y más allá, el trino sonoro de las avecillas solitarias.
Percibo el soplo cruel del viento seco que hace volar a las hojas marchitadas de plantas pedestres que orillan el angosto y mudo sendero, helado por el otoño.
Cavilando en medio de este alejado, mitico y silente lugar, de interminables lomas, una tras otra, ondeante y de forma parabólica, de inmediato, resucitan en la memoria, de esta ya edad otoñal, los recuerdos de mi cándida y fausta infancia de haber tenido el privilegio de ver a los dignos comuneros, comuneras roturar la feraz tierra con el proposito de destinarlos, en camaraderia, a la siembra de la floreciente y milenaria semilla de la papa.
Semanas después, a una cierta distancia de este acogedor paraje, junto a mi madre que también era una corajuda comunera, gozosos, lográbamos ver los lozanos y primeros pimpollos formando una extensa y ondeante alfombra verde sobre los muníficos prados de Huaca Corral.
Hoy, luego de un prolongado e involuntario destierro por otros lares, con honda añoranza y pesar, lo noto envejecido, falto de vigor y de hermosura. Además, descubro que se encuentra envuelto por la hierba hollada semejante a un anchuroso manto amarillo, devastado por el curso inexorable del tiempo y abandonado por el desventurado hombre el campo fructifero y reverdecido de ayer.
El Pichuychanca.
Chiquian, abril 2021
El Pichuychanca
Fotos archivo 2018
Chiquian 26 de abril 2021