Hermoso panorama de Chiquian. |
Hermanarme
Con el corazón desierto,
con indiferencia inaudita,
luego de haber culminado
los estudios de secundaria,
sin apreciar lo inconfundible
que era la villa dorada, lejano
y sin darme cuenta, desfilaron
veloces treinta años de mi vida.
Para volver a hermanarme
con la sosegada calle,
con el solariego camino,
con el verde campo
hollado
en mi infancia,
en la adolescencia después.
Reencontrarme
con los entrañables amigos,
con lo más íntimo y sagrado
de la patria chica amada,
resignado, he esperado
con la llama latiendo en mi pecho
treinta y un años de mi vida.
Revivido y dichoso, ando
por decorosas plazuelas,
por mesuradas calzadas,
por encantadas periferias
de la añorada cuna.
Y al contemplar emocionado
el hechizo del panorama atípico
con las ventanas de mi alma otoñal,
humedecido por el frio roció,
es como si lo viera... ¡por vez primera!
El Pichuychanca.
Chiquian, Caminando por las calles, la plaza sus periferias y caminos, octubre 2021
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