Chiquian Cubierto de nubes ondeantes, Vigilante el Yerupaja |
Es
24 de diciembre, sofoca y, decido ir, como cada 15 días, a la calle Camaná,
Quilca o Amazonas, lugares donde se puede adquirir todo tipo de libro.
Particularmente indago por las novelas, cuentos y narraciones. Esta vez, me
quedé en una de las tantas librerías situadas en la calle Camaná, porque, para
mí buena fortuna, en mi primera pesquisa dentro de un cumulo de libros, me topé
con uno que llamó enormemente mi atención. En la pasta delgada figura una
pareja con el típico vestuario de antaño de un país euroasiático. De inmediato
revisé el prólogo, luego al final del libro encontré un título que decía: Nuestras Interviús. Me eche a leerlo
con aplicación, llamando aún más mí inquietud de indagador, el
Subtítulo denominado, En el taller del poeta, que hacía referencia de la obra de
Eduardas Miezelaitis, MARIPOSAS NOCTURNAS. Terminé de leer sus ocho páginas y
lo compre prontamente. Estos reflexivos y hermosos
fragmentos del libro, que, de manera particular, llena espiritualmente mi ser, lo comparto con ustedes los
seguidores de este Blogger “El Territorio del Pichuychanca”. Si disponen de la buena
voluntad y el tiempo necesario para leerlo.
***
Primer fragmento. …Yo
he creído y he dicho, creo y digo ahora, que hace falta perfeccionar y depurar
el alma. Sólo un poeta de alma cristalina puede descubrir la poesía en los
objetos, los fenómenos y las personas que lo rodean. El juicio de la conciencia
y la meditación depuran en cierto modo al hombre, le hacen más neto, honrado,
autentico. El objeto de las meditaciones es llevar al hombre a un estado
espiritual distinto, más elevado. Hacerle subir, por una escalera invisible, a
esferas nuevas de la vida espiritual. El poeta debe llegar a una altura que no
todos pueden alcanzar. Naturalmente, no es cosa fácil. Quizá haya quien diga
que es imposible. Pero el poeta está determinado, está obligado a subir por la
escalera de la perfección. Y sólo después de haberla alcanzado él puede enseñar
perfección a los demás. Entonces su corazón adquiere el derecho a influir y se
le empieza a dar crédito. No puede ser de otro modo. Todo lo demás es provisional,
inestable y, en fin, banal y barato. El camino hacia el arte grande es arduo y
cuesta mucho. El poeta continuó diciendo. Hace poco estuve en la India. Siempre
me había interesado saber cómo logró el prestigioso Rabindranatah Tagore la
resonancia musical tan nítida de los sentimientos, la trasparencia tan virginal
de espíritu que acompañan cada uno de sus palabras escondida entre sus líneas.
¡Qué voz tan pura la suya! Sí, hace falta desprenderse de la gravidez
terrestre, desprenderse del cuerpo sometido a los instintos, propenso a la
indisciplina, a la indolencia, a la avidez…El hombre que cede a estas
debilidades no podrá nunca ser espiritualmente fuerte, no podrá superarse.
.
***
Segundo Fragmento. En
una poesía, el hombre debe dirigirse al hombre. Entonces, cada cosa está en su
sitio. Pero cuando empezamos a hablar en general, sin ver al lector delante, ¡adiós
poesía! Comienzan la retórica, las frases generales la elocuencia. El poeta
sólo tiene un modo de animar y poetizar a los objetos y a los fenómenos del
mundo: hacerlos pasar a través de su “yo” como a través de un filtro. Hace
falta individualidad: la persona a la que en este caso representa el poeta
habla con otra persona. Y esta plática poética debe ser intima. En cuanto al
modo de lograr que la poesía animada por los sentimientos humanos íntimos
desempeñe funciones más amplias, esa es otra cuestión, no menos complicada.
La
actitud activa hacia la realidad es muy importante para el poeta. Si no la
posee, el poeta perece. No pasa de la ilustración, de la constatación del
hecho, de lo estático. No participa ya en la vida, ni lucha ya. Sólo es un
observador pasivo. Esta es la actitud más odiosa. Es absolutamente estéril.
Porque no puede influir sobre nadie ni sobre nada.
***
Tercer fragmento. El
humanismo y el antihumanismo. Dos polos. Dos trincheras. El viejo humanismo
termina en el tétrico pesimismo y la capitulación del artista ante el monstruo
llamado Egoísmo. Sólo queda un camino, y ése conduce a la muerte. (Un poeta
medieval español dijo que todos los ríos fluyen a un mar llamado Muerte. Romain
Rolland, en cambio, afirmaba cosa muy distinta: “Crear es matar a la muerte”.
¡Qué orgulloso pensamiento!) “¡Matar a la muerte!” Ese es el principio del
humanismo heroico… En mi juventud camine mucho al unísono de Juan Cristóbal, y
por eso llegué a comprender bien lo que es “Matar a la muerte”. Crear… Crear lo
magnifico. “Matar a la muerte” es algo como el “stirb und werde” de Goethe. A ese principio del humanismo heroico
fueron fieles Shakespeare y Beethoven, Rafael y Tolstoi. Y son inmortales… Los
genios de la humanidad, dueño de sus ideas y de sus pensamientos, son los
auténticos héroes de la tierra. Luchan para que el hombre pueda realizar su
actividad heroica, su actividad creadora, Únicamente despertando al héroe en el
hombre se le puede convertir en creador. Sólo un hombre de carácter heroico
puede crear valores de belleza inmarcesible. Y el nuevo humanismo afirma la
personalidad monolítica, inquebrantablemente heroica.
***
Cuarto Fragmento. …He
escrito un libro de versos acerca del hombre. Pero, ¿no es esto el principio en
sí? Puede decirse que yo no hago más que
tantear la idea y el tema. Un tema inmenso. Y el libro es sólo el primer paso.
La primera tentativa tímida de escribir algo más complicado, de discutir, en
aras del hombre, con las diferentes opiniones acerca de él, de buscar la
solución de los problemas humanos no en el plano prosaico, sino en el
filosófico-humanista. Ha llegado el momento de meditaciones más profundas. La
lírica debe pensar en el destino del hombre. Pero no se trata de una lírica
complicada: su contenido es sencillo y comprensible; sus posiciones
filosóficas, claras y humanistas. El
hombre es tan grande y complejo que resulta difícil abarcarle de una sola
mirada. Yo he estudiado y he ensamblado de distintas piezas una escultura
monumental del hombre. Ahora, hay que dar el paso siguiente. Quisiera escribir
un libro grande donde no estuviera sólo el retrato escultórico, exterior, del hombre, sino también el retrato interior
y, quizá, todo lo que le rodea. Una cantidad mayor de meditaciones acerca del
destino del hombre, del sentido de su vida. Hay que trabajar en un libro
grande, palpitante, cuyo eje central sea el hombre. Y que giren alrededor de
toda su vida, todas las cosas, los fenómenos y los objetos, todas las
maravillas de la naturaleza.
***
Quinto Fragmento. ¿El
lugar del poeta? A esta pregunta, siempre es difícil contestar. Igual es un
poeta viajero infatigable que el jardinero aferrado a su terruño. El domicilio
del poeta lo mismo puede ser el cosmos que la calle estelar (numero
ininteligible), su Planeta, la Calle de las Gentes Sencillas, numero 13… Cada
poeta tiene su dirección.
De
todas maneras, si el poeta no quiere perder el cuerdo sentido de la realidad,
su lugar está hoy donde se realiza el análisis global de la estructura del
Universo, donde se proyecta el modelo del mundo futuro. El lugar del poeta está
en la oficina de diseño del grandioso proyecto donde, en papel Whatman, nacen
los planos arquitectónicos de lo venidero. El lugar del poeta está donde
continúa la reestructuración revolucionaria del planeta, donde crean las
condiciones necesarias para el poderoso incremento del mundo espiritual del
hombre.
Y
no debe temerse que la metáfora poética contemporánea se asemeje a un plano
arquitectónico. Además, diariamente se ensancha, crece en profundidad y en
altura. En el esquema de la metáfora contemporánea descubre el hombre la
dinámica de su creación. No hay nada que hacer: las musas de la poesía han
abandonado la angosta buhardilla para volver a la sociedad de sus hermanas. Y
ahora se las puede ver con creciente frecuencia junto a un ciclotrón
gigantesco, junto al cuadro de mandos en la rampa de lanzamiento de un
cosmódromo o inclinadas sobre un microscópico electrónico observando el
surgimiento de la vida…
La
poesía, lo mismo que nuestro mundo real no puede detenerse en su desarrollo. La
actividad del hombre es universal, y también se hace universal la poesía. La
poesía se convierte en ciencia de conocimiento del hombre; el poeta, en
diseñador de modelos del mundo venidero. Es justa la idea de que la poesía no
sustituirá nunca ninguna ciencia: ni la Física, ni la Filosofía ni las
Matemáticas. No necesitamos ciencia rimada. Ha llegado la época en que la
teoría científica y el experimento científico resultan tan hondamente poéticos
como el sonido más delicado de una cuerda de un violín. Con razón ha dicho
Norbert Wiener de las nuevas matemáticas que son “un género de arte”
La
poesía moderna, con la ciencia, penetra en la esencia misma de la vida. La
poesía se sume en las más hondas profundidades buscando los orígenes y la
esencia de las cosas. Pero el hombre crece. Esto no debe olvidarse al proyectar
el futuro para él. Por eso estimo que el poeta no tiene derecho a eliminarse de
la ulterior creación del mundo y debe ser activo constructor suyo.
Extraído
del libro adquirido:
Literatura
Soviética. Edición 1972
El
Pichuychanca.
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