Oh! Generoso Yerupajá
¡Oh! sacro Yerupaja, de manto cano orlado. germen de mansa e irisada laguna. germen de alegre y sonoro riachuelo.Tus leales admiradores, como de costumbre, se inclinan ante tu enternecedora estampa, Eres hogar del pastor impenitentede espíritu franco y templado,de tez tostado, huella del frio hielo. Dominando los cinco sentidos, tolera la aspereza de tu exaltada compañía. El perseverante peregrino que acude a contemplar tu fulgurante pico albino, embriagado de admiración aplaude tu belleza sin par. El ruiseñor con su canto sonoro, el pichuychanca con su trino encandilado, el apacible viento, por el camino agreste, acompañaron a los peregrinos con el fin de llegar a tu fastuosa estancia. Han topado alivio en el amoroso y velador prado, de donde apreciaron tu hermosura, logrando obtener paz y ventura y ternuraen su pecho henchido de júbilo.
¡Oh! Rey de todos los nevados, Te abandonan con desconsuelo. Te evocaran con aprecio, de haber percibido con aplomo tu asombrosa y fragosa cresta argentada. Ahora, compungidos se marchan, pero antes, con el corazón agitado, se postran ante ti. ¡Oh! sacro Yerupaja, por favor… ¡bendíceles!.
El Pichuychanca. Chiquian 31 de marzo 2017
¡Oh! sacro Yerupaja, de manto cano orlado.
germen de mansa e irisada laguna.
germen de alegre y sonoro riachuelo.
Tus leales admiradores, como de costumbre,
se inclinan ante tu enternecedora estampa,
Eres hogar del pastor impenitente
de espíritu franco y templado,
de tez tostado, huella del frio hielo.
Dominando los cinco sentidos,
tolera la aspereza de tu exaltada compañía.
El perseverante peregrino
que acude a contemplar
tu fulgurante pico albino,
embriagado de admiración
aplaude tu belleza sin par.
El ruiseñor con su canto sonoro,
el pichuychanca con su trino encandilado,
el apacible viento, por el camino agreste,
acompañaron a los peregrinos
con el fin de llegar a tu fastuosa estancia.
Han topado alivio
en el amoroso y velador prado,
de donde apreciaron tu hermosura,
logrando obtener paz y ventura y ternura
en su pecho henchido de júbilo.
¡Oh! Rey de todos los nevados,
Te abandonan con desconsuelo.
Te evocaran con aprecio,
de haber percibido con aplomo
tu asombrosa y fragosa cresta argentada.
Ahora, compungidos se marchan,
pero antes, con el corazón agitado,
se postran ante ti. ¡Oh! sacro Yerupaja,
por favor… ¡bendíceles!.
El Pichuychanca.
Chiquian 31 de marzo 2017