martes, 28 de octubre de 2025

Alborada

 


Alborada


En la calmada callada alborada,  
el cielo por la estrella del sur adornado,
una fría lágrima, caída de niebla negra,
adosado en la insomne rosaleda
que derrama efluvio aromado,
espera la luz del día, sosegada.
    
En la calmada callada alborada, 
entre sus tiernas manos de algodón
la brisa matinal y blanda
mece a la albina bruma,
que abraza del cerro su cima,
cual novia enamorada.

En la calmada callada alborada, 
me gusta a mi percibir 
el frescor más ameno, 
me gusta a mí percibir 
en las yerbas del campo 
al quedo luminoso rocío.
 
Y, unido al canto telúrico
del pichuychanca,
al solariego camino acudo
con el fin de contemplar
la callada entrada de la alborada.

El Pichuychanca. 
Chiquian,  periferias, 1 de octubre 2021









El Pichuychanca.

Chiquian,  periferias, 1 de octubre 2021

sábado, 18 de octubre de 2025

El pincullo y la tinya

 


El pincullo, instrumento de viento, se ha utilizado durante siglos en nuestras festividades. Con su sinfonía, aguda y conmovedora, que al oírlo, parece como si estuviera danzando en la brisa de los verdes cerros de mi pueblo, Chiquian. Su sonido pletórico tiene la capacidad de trasladarnos a tiempos y lares lejanos, con el fin de conectarnos con nuestra identidad y nuestras raíces 

Por otro lado, la tinya, instrumento de percusión, que, cuando se toca con la baqueta en mano, surge un ritmo contagioso e intenso. Su sonido atronador y cimbreante, es la palpitación del animado corazón de la Madre Tierra, de nuestra música y nuestra danza, imposible de resistir su llamado para festejar y bailar.   .        

De estos dos instrumentos ancestrales aflora un retumbo sonoro y cadencioso que es a la vez  inseparable y expresivo, como el hermoso panorama del pueblo de chiquian que nos hace sentir orgullosos de nuestra herencia cultural. El concierto o la melodía que producen, a través de su sonido telúrico, es un llamado a la festividad, a la introspección y al vínculo con la naturaleza y la colectividad del pueblo.   

En los aniversarios, ceremonias y festividades, a través de un músico, el pincullo y la tinya se acoplan con el propósito de generar un entorno de júbilo y entusiasmo. Los sonidos, agudos y vibrantes, se  entretejen y se reconocen, surgiendo una charla  melódica que es el lenguaje ancestral y que perdura a través del tiempo, hasta la actualidad.         

La estampa del pincullo y la tinya, en el canto del pueblo andino, es una comunicación de la  valiosa herencia cultural de nuestros ancestros y la trascendencia de  salvaguardar las tradiciones. Estos instrumentos no solo engendran sonidos musicales sino que también cuentan relatos, leyendas, historias, y  trasfieren la sabiduría y la espiritualidad de la patria chica querida.    

Sus sonidos sonoros trasmiten el latido del corazón  de la cultura del pueblo originario del Perú, una cultura que viene revalorizando la tierra y la tradición. El pincullo y la tinya son más que instrumentos musicales, son emblemas de la identidad y la residencia de un pueblo que ha custodiado viva su sabiduría, su conocimiento y cultura a lo largo de los siglos.

Ayer, en el cielo de la patria chica querida, Antonio Padua doblaba el pincullo y la tinya  con una resonancia solariega, despertando la existencia misma de su cultura andina. Siempre presente en la faena colectiva de limpia acequias, la celebración de techa casas y la fiesta patronal San Francisco de Asís, el primer patrón de Chiquian, que, con sus hábiles dedos y la mano, hacia repicar maravillosamente estos dos instrumentos que la muchedumbre  no se resistía a bailar el famoso ¡Rayan!     

Hoy, todavía tenemos en vida al único  músico y gestor cultural del pincullo y la tinya, el Sr. Ramiro Curi Hilario, natural de Machcos,  que se hace llamar con el sugestivo nombre de; Tiende la cama,  

El pichuychanca      

Chiquian,  2 de octubre 2025.     









lunes, 13 de octubre de 2025

Versos postreros


Versos postreros


Cuando alguien por mí interpele, 
en este errabundo tránsito de la vida, 
colmado de destinos discordantes,
revelen con perseverada convicción, 
que estoy en la lontananza de la afable cuna, 
remanso de dicha y paz.

Con perseverada convicción, 
avisen 
que estoy en el idílico pueblo,
errando
por calles doradas reflejadas por el sol
por caminos mounstrosamente mudos,
tras la candorosa impronta 
de mi infancia
arrebujado 
de asperos otoños
de bruñidas primaveras.

Con perseverada convicción,      
Avisen, 
que estoy en la frugal casa materna 
disfrutando del ocaso primaveral 
cobijado bajo la sombra 
del frondoso manzano       
proyectado por el lucero diurno, 

Con perseverada convicción, 
avisen 
que estoy en compañía del dulce viento
que besa con ternura mi tez adusta. 
Que estoy meditando con dicha inefable 
en el intimo pueblo natal que me vio nacer
de su profunda entraña. 

Cuando alguien por mí interpele, 
en este errabundo tránsito de la vida, 
colmado de destinos discordantes, 
revelen con perseverada convicción, 
que estoy en el recodo del sereno cuarto 
debajo de la bombilla de luz mortecina, 
con el cogote erguido, frente al ordenador,
anotando versos postreros 
consagrados a la patria chica amada
quien con gran cariño  
me vio crecer,
correr,
llorar,
reír
por su fastuoso y sacro suelo.

El Pichuychanca. 
Chiquian 27 de agosto 2020, 




Chiquian, Dia estival. 


domingo, 28 de septiembre de 2025

Zoya



Chiquian. Vista panorámica
Como cinta azulada, la carretera se prolonga hacia occidente. Los vehículos circulan en ambas direcciones. A la izquierda, a 85 kilómetros de Moscú, se alza un pedestal de mármol, sobre el cual se ve a una muchacha inmóvil, de mirada franca y altiva, con las manos atadas.
Es el monumento a Zoya.
Zoya Kosmodemiánskaya estudiaba en una escuela moscovita. Cuando el enemigo se acercó a Moscú, ella se sumó a un destacamento guerrillero. Cruzó la línea del frente y se adhirió a los vengadores del pueblo. Mucha gente de los alrededores de Moscú combatía entonces a los nazis. 
Zoya era muy estimada en el destacamento. Con valentía soportaba todos los sinsabores y las dificultades de tan peligrosa vida. Llevaba el apodo de “Tania”.
En el poblado de Petrischevo se acuarteló un numeroso destacamento hitleriano. Por la noche, Zoya penetró en el poblado, cortó los cables telefónicos e incendió las casas que ocupaban los nazis. Dos días después, volvió a entrar en el poblado, pero los alemanes lo detuvieron.
La interrogó el propio jefe de la división, el coronel Ruderer:
---¿Quién es usted?
---No se lo diré.
---¿Usted incendio las casas?
---Sí, yo.
---¿Con qué fin?
---Con el de exterminarlo a ustedes.
Comenzaron a golpearla, exigiéndole que delatara a sus compañeros, que dijera de dónde había venido y quien la había enviado.
“No.” “No sé” “No se lo diré.” “No”, respondía ella.
Volvieron a golpearla.
Por la noche, siguieron torturándola. Casi desnuda, en paños menores y descalza, la sacaron a la intemperie y la obligaron a caminar por la nieve.
De nuevo la interrogaron:
---¿Quién es usted?   
---¿Quién la ha enviado?
---¿de dónde ha venido?
Zoya no contestaba.
A la mañana siguiente, la llevaron a la plaza de la aldea. A viva fuerza, condujeron hasta allí a los campesinos.
Arrastraron a Zoya hasta la horca, la obligaron a subir a un cajón y le echaron la soga al cuello.
Se aproximaba el último minuto, el último instante de vida para la joven. ¿Cómo aprovecharlo? ¿Cómo ser combatiente hasta el final?
El jefe nazi se apartó para dar la orden. Levantó la mano, pero se detuvo, pues en ese momento uno de sus secuaces lo enfocó con una cámara fotográfica. El jefe se enderezó y adoptó un aire de solemnidad… para que la foto saliera mejor.
De pronto…
---¡Camaradas no teman!--- se oyó la voz de Zoya ---¡Tengan valor! ¡Luchen, zurren a los nazis, quémenlos, acósenlos!
El nazi que estaba a su lado quiso golpearla, pero ella lo rechazo con un puntapié.
---No tengo miedo de morir, camaradas- decía Zoya. –Es una dicha morir por mi pueblo.
Y volviéndose a sus verdugos, les gritó:
---¡Somos doscientos millones! ¡No podrán colgarnos a todos! ¡Venceremos!
El jege nazi se estremeció. Con un brusco gesto, dio la orden…
En la carretera de Minsk, a ochenta y cinco kilómetros de Moscú, hay un monumento a la heroína Zoya. Allí siempre llegan peregrinos a rendirle homenaje, a traerle flores. El monumento tiene por fondo el infinito azul, Las vastas extensiones de Rusia.

Extraído del libro: 
Cuentos de la historia Rusa. 
De: S Alexéiev.

El Pichuychanca.

Chiquian, 15 de marzo 2022

Zoya, ejemplo de heroísmo.




jueves, 18 de septiembre de 2025

Tributo a los guitarristas de Chiquian


El compositor y músico Amado Balarezo Minaya, en coordinación con La casa de la cultura de la provincia de Bolognesi Chiquian presto en colaborar con cualquier tipo de evento cultural, con el alma noble y empeñado en guardar la memoria de nuestros musicos, organizó un merecido tributo a los excelentes guitarristas que partieron al sueño eterno. 

Edwin Calderón Vicuña, Cesar Vicuña Romero, Abel Alvarado Romero, Efraín Vásquez Veramendi, Osvaldo Pardo Loarte, Pablo Díaz Mendoza, Amancio Rivera Garro, Luis Ñato Carrillo, Marcos Llallihuaman Antúnez, en su memento no deleitaron con ese toque particular de la guitarra chiquiana, y otros tipos de melodía, que se debe difundir y preservar en el tiempo.

El Pichuychanca.

Chiquian, 1 de setiembre 2025