Hermano Perching
Hermano Perching,
recuerdo cuando era todavía
un indefenso niño,
por el patio secular de la casa materna,
en verano alegre,
en invierno triste,
en hora matinal
o en el ocaso del sol, corriendo,
corriendo detrás de ti iba,
en busca de seguridad
y de amor fraternal.
Hermano Perching,
fue un domingo
en un momento de descanso,
cuando muestra madre
de negra cabellera,
ojos como granos de café,
desde el flanco del jardín
de florido rosal y debajo del manzano,
planta y árbol plantado por ella y la tía Lidia,
por el viejo y misericordioso portón
desmelenado te vio ingresar,
todo impetuoso,
todo bullicioso,
todo jubiloso,
el religioso silencio del idílico patio rompiendo.
Alta la cabeza, erguido el delgado cuerpo,
hermano Perching, sin advertir,
delante de nuestra madre de corazón enorme,
pasabas con pasos pausados,
con anchurosa sonrisa en tus ojazos.
En los inflados bolsillos del pantalón magullado,
traías frijoles por el premio ganado,
allá, en la calle empedrada,
en dura contienda del juego de las canicas.
Hermano Perching, adolescente tú,
entre todos tus camaradas
siempre erguido, con aire osado andabas.
La flamante ropa delineaba tu cuerpo
apuesto y airoso, flexible y esbelto.
Por aquel entonces el embrujo de tu mocedad
era la causa
de miradas fijas,
de miradas intensas,
de miradas sugestivas
de ruborizadas mozas de negros ojos
cuando alborotadas te veían caminar
por la centenaria plaza,
por la angosta acera,
por debajo de la ventana de su bucólica casa.
Hermano Perching, monótono y lento
a pasado el rudo tiempo,
con sus llamativas primaveras
con sus melancólicos otoños luego,
con sus negras tardes de invierno después.
Estando yo en el secular patio de la casa materna,
solo y nostálgico, meditando y recordando
de tu infantil travesura,
de tu adolescencia ardiente
se asoma tu rostro cándido en mi memoria otoñal.
De mis ojos pesarosos
salta silenciosa una lágrima aterida.
Hermano Perching,
hoy, es una mañana de estío primaveral.
a corrido los años,
a pasado mucho tiempo.
De cabello cenizo
a sembrado mi sien el feroz tiempo.
Solo y nostálgico todavía guardo el recuerdo
de nuestra feliz infancia de ayer.
El Pichuychanca.
Marcará, 27 de setiembre 2023.
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En Chicuito Callao: Norma, Charo, mi Madre, yo, Hugo y Perching. Foto de la derecha: Perching, Hugo, Erich, mi madre y Norma. Calle Tarapacá, Chiquian. |
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Erich, Hugo y Perching. |
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Norma, mi tia Lidia, Vicky, Erich, Perching, Hugo y mi prima Charo. Foto del lado derecho Hugo y seisito. |
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Perching. |
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Hugo, Perching |
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Con mi hermana Vicky. |
P.D.- Hoy 28 de de setiembre dedico este poema a mi hermano Perching por un año más de vida.
Feliz natal querido hermano.